Fotografía: Jordi Coll Martínez.
Textos: Seferina Beata.
La
fuga empieza con la exposición de su sujeto; esta melodía suena
sola en una de las voces en su nota tónica. Después de esta
exposición, una segunda voz entra con el sujeto transportado a la
dominante; esta es la respuesta.
Ya
me estoy hartando de la dichosa libretita esta. Pues ahora no
escribo, ea. Que no me da la gana. De verdad, qué ganas tengo de
hablar de lo primero que me venga a la cabeza, de criticar en voz
alta, de mentir, de poner la voz que ponía mi madre cuando nos
despertaba los fines de semana, aguda y limpia, sin torcerse... qué
ganas de interrumpir conversaciones imitando a Vito Corleone,
joder. De esconderme detrás de una esquina y asustar a la gente.
Uuuaaaaaa!! De bramar, de gritarle al tráfico, gritar bajando un
monte, gritar a los hipnotizados del metro, gritar follando.
Bueno
no, perdona perdona perdona. Que no puedo, que no. Lo siento, de
verdad. Es que otra vez he perdido la cuenta de los días que llevo
en silencio. Estar callada durante periodos tan largos me afecta,
pero ya estoy acostumbrándome a los cambios. No me queda más
remedio.
Como
lo haga mal esta vez, me despido de la próxima grabación. Además
así es mucho mejor porque puedo profundizar en lo que ocurre. En mi
silencio puedo oír las voces de los gestos, las verdades que
maquillan las palabras, la debilidad y el temblor en las caras
también las oigo. Y así estoy más en mi - aunque ya no sé si soy
la misma, así que a saber dónde estoy-. En el lugar ese que he
construido después de un tiempo sin necesidad de tener ninguna
opinión ni posicionarme. Estoy muda y no soy, y en realidad soy
mucho más que vosotros, borregos, ilusos, cobardes, cabrones.
Escondidos. Soy mucho más fuerte y pura y no engaño a nadie.
Quién
me lo iba a decir a mí. Precisamente a mí. ¿Es ironía o es
equilibrio el hecho de tener que estar muda? Y siempre las mismas
paradas. Me las sé de memoria. Ya casi. Se encadenan de diferentes
maneras cada vez pero sigo encerrada en el mismo tío-vivo. Soniquete
de mierda. Hoy me duele mucho y ayer casi ni me acordaba. Me pregunto
qué forma tomará ésta vez que va a ser la temporada más larga.
(Postoperatorio, ni me lo han querido decir.)
Dos
quistes en las cuerdas vocales. Al final era eso. No podía ser uno,
no. Son dos. Y encima sin poder quejarme, sin poder aullar ni gritar
mi rabia. Por lo menos tengo la libreta, que si no creo que se me
iría la cabeza. Como ayer cuando les oí hablando de sustituirme
después de su ensayo. Ellos no me veían, yo aún no había entrado
en la sala porque quería saber cómo era el coro sin mi voz, así
que me quedé detrás de la puerta. Que no sé por qué fui, si no
son mis amigos ni nada. Sonaban muy bien aún sin contralto, Super
Flumina Babylonis. Por haber faltado a un solo concierto y hala, a
sustituirme como si nada.
Al
verme me saludaron con un cariño muy sofisticado, la despedida no
estuvo tan lograda. Qué leve ha sido mi sitio en ellos, qué leve es
todo y qué tonta me siento por cargar con el cartel de traicionada.
Le
estoy haciendo espacio a todo y ahora me siento mucho más limpia,
estoy muy contenta. Aquí no va a entrar nadie, estoy muy contenta.
Voy a seguir esperando en silencio con todo recogido, pero enseguida
me pongo de nuevo manos a la obra, ya veréis, ya. Lo voy a hacer y
será grandioso porque acabaréis bailando al son que yo cante pero
no podréis entrar.
Qué
feliz soy. Haré como si no hubiera pasado nada, seré la de siempre
en la forma, pero en el fondo todo ha cambiado porque ahora soy un
espejo, un eco. No tengo otra estrategia a seguir para mi propósito
porque no la necesito. Reflejaré y resonaré y ese será mi nuevo
camino, luego vendrán otros y los tomaré también.
Os
haré fuertes, buenos y mudos solamente siendo vuestro reflejo.
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